martes, 2 de noviembre de 2010

Capitulo 39









Thiago y Simón llegan a su apartamento entrada la madrugada. Están contentos y felices aunque sienten haber descuidado a su bebé por tanto tiempo.
--Espero que no haya pasado nada –Simón.
--Nos hubiera llamado.
--Si pero es que nos demoramos más de lo que pensamos...
Thiago es muy cariñoso con Simón, le gusta esa faceta tan paternal de Simón. Acariciándole la mejilla le dice:
--venga, papá, que nuestro bebé estará feliz de lo bien que la hemos pasado.
Se sonríen y se miran con complicidad. Es Simón quien abre la puerta. La mujer se ha quedado ya dormida. Simón corre a ver al bebé. Se le dibuja una sonrisa tierna al verlo dormir placidamente. Se lo queda mirando. Oye como Thiago habla con la mujer que contrataron. Se disculpa por la demora.
--le pagaremos las horas que ha hecho de más. No se preocupe.
Thiago va a la habitación.
--mi amor, necesito más plata.
Sin dejar de mirar al bebé, Simón le dice:
--En el cajón de la mesita, en mi billetera. Agarra lo que quieras.
Thiago mira con ternura a Simón. Lo besa en la mejilla.
--Ahora vuelvo.
Thiago paga a la mujer y la acompaña a la puerta. Luego vuelve con Simón. Lo abraza por la espalda. Le besa detrás de las orejas.
--Te amo, mi amor.
Simón goza de ese abrazo pero no mira Thiago sino al bebé.
--Nunca pensé que se pudiera ser feliz. Ser padre es lo mejor que me ha pasado.
Thiago pone la mano en las mejillas a su amado:
--Gracias por querer tanto a Simoncito.
Simón y Thiago se miran frente a frente. Se acarician, se besan las manos.
--Es que Simoncito es mi hijo. Te veo en él y lleva mi nombre... Es mi hijo, es un milagro.
--Es nuestro hijo –dice Thiago con una sonrisa antes de fundirse en él.
Se besan y caen en la cama. Los dos están muy felices. Ninguno de los dos tiene sueño. No quieren dormir. Thiago está muy pegado a Simón. Le oye las tripas que le suenan.
--¿tenés hambre?
Simón sonríe tímido:
--un poco.
Thiago se levanta:
--¿te preparado algo?
Simón se levanta con él.
--¿preparamos chocolate deshecho?
--perfecto.
Van los dos juntos. Se ayudan mutuamente.
--es tardísimo...
--suerte que mañana no trabajo.
Se besan.
--pero Simoncito es muy puntual. No nos va a dejar dormir –Simón.
La pareja disfruta estando junta y cuidando de su bebé. Después de comerse unas buenas tazas de chocolate, Thiago dice:
--¿nos tumbamos en la cama o nos quedamos en el sofá?
Ambos huelen a mar y Simón se siente incómodo:
--yo me voy a dar una ducha.
Luego Simón mira pícaro a Thiago:
--¿te vienes?
--Ahora vengo... tú adelantate... así te espio... que me encanta –dice Thiago sensual.
Los dos se sonríen traviesos. Thiago le da un azote en las nalgas a Simón que le guiña el ojo. Simón se pierde en el baño. Se desnuda con una sonrisa. Su vida es de un cuento de hadas. Besa la alianza de su boda, aunque él y Thiago no están casados, Thiago es su marido. No puede ser más feliz. Se mete en la ducha. Sonríe por nada. Es un hombre enamorado y feliz. Thiago busca algo entre sus cosas. Nunca se ha sacado la alianza, es el símbolo de su amor, de su matrimonio. Aunque ya no sea legal sigue vigente para ambos. Es algo de lo que ninguno de los dos se ha preocupado. Están juntos, tienen un hijo. No les preocupa nada más. Thiago agarra algo de un cajón y va al baño. Por un momento se queda mirando a Simón como se toca. El cuerpo desnudo de Simón lleno de jabón y este tocándose con las manos pone muy cachondo a Thiago. Simón tiene los ojos cerrados pero se da cuenta que Thiago lo está mirando. Abre los ojos y lo mira seductor:
--vení.
Thiago se desnuda. Se miran con deseo mientras Thiago se une a su amado y se abrazan con fuerza. Simón se da cuenta que Thiago tiene el puño cerrado.
--¿qué tenes ahí?
--cerrá los ojos.
Thiago le pone un medallón en el cuello a su amado.
--¿y esto? –dice Simón mirándoselo-- ¿no era de tu hermana?
--En realidad era de mi abuelo. Mi abuela estaba embarazada de mi vieja cuando enviudó y llevó esto hasta su muerte. Mi madre se lo regaló a Tina y yo quiero que lo tengas tú.
Simón está muy emocionado.
--¡pero es demasiado para mí...¡
--No, nada es demasiado para demostrarte lo mucho que te amo...
--si pero...
Thiago no le deja hablar. Divertido le dice:
--No pienso hacerte el amor sino te lo quedas...
Los dos se sonríen. Luego más serio Thiago dice:
--es broma, para mí es importante que lo lleves tú.
Simón se agarra el medallón con la mano:
--nunca me lo quitaré.
Thiago lo besa satisfecho.
--te amo.
--te amo.
Se besan. Ambos se agarran con las manos con las que llevan sus alianzas. Simón las mira con un poco de tristeza. Thiago lo acaricia:
--cuando quietas nos volvemos a casar... ahora incluso podemos hacer el bodorrio que tú querías.
Simón hace que no con la cabeza.
--ya estamos casados... –Simón amoroso.
--bueno, sólo sería firmar los papeles.
--algún día pero ahora no hace falta.
Se sonríen. Se aman. Se besan. Juegan con el jabón, con la esponja. Se frotan la espalda. Ríen. Se acarician, se besan. Se aman. Gozan de sus cuerpos, de su amor. Se aman, se desean. La vida es un sueño constante para ambos. La felicidad ilumina sus vidas. Estar juntos les hace sentir más vivos que nunca.













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