viernes, 27 de agosto de 2010

Capitulo 7








Thiago y Simón se miran felices ¡Se han casado¡ Los albañiles que han sido testigos de la boda les lanzan arroz. El matrimonio está muy contento. Ese momento de felicidad ha borrado el pasado, los momentos amargos que han vivido.
--Gracias por hacerme tan feliz, gracias por todo… Te amo –susurra Simón muy enamorado.
Simón habla lloroso. Con la voz rota por la emoción. Thiago lo acaricia enamorado. Besa las lágrimas que deslizan por las mejillas de su amado esposo:
--Soy yo el que tiene que darte las gracias a ti por amarme de esta manera tan incondicional, por perdonarme todas mis macanas.
Las continuas infidelidades de Thiago lastiman profundamente a Simón pero lo ama demasiado como para renunciar a él. La felicidad que siente por la boda es superior a cualquier otra cosa. No quiere pensar en lo que le duele. Besa a su amado para que no siga hablando. Thiago toma a su esposo en brazos:
--¡¡no seas loco¡¡
--¡¡ya nos hemos casado... quiero gritar a todo el mundo que eres mi esposo...¡
Divertido Simón mira hacia la prensa que se les está acercando y dice:
--¡pues ya se han enterado¡
La prensa está muy ansiosa de la noticia, de la confirmación de lo que ha pasado. Thiago lleva Simón en brazos:
--¡nos vamos a caer¡ --dice Simón que es más corpulento que Thiago.
Thiago acepta el desafío:
--¡verás cómo no¡
Contentos y animados van saliendo. La gente los mira, la prensa se les acerca a la expectativa.
La pareja le muestra los anillos.
--¡chicos, se perdieron nuestra boda¡ --dice Thiago con ironía.
Aunque a Simón nunca le gustó estar rodeado de prensa, en ese momento se encuentra en el paraíso. Está tan feliz que no le importa nada. Sólo besa enamorado al que ya es su marido. Thiago y Simón se miran con complicidad. Este segundo salta de los brazos de su amado y corren. La pareja aprovecha el estupor de los periodistas por la noticia para ir hacia el auto. Los dos corriendo. Pero no llegan a tiempo. La prensa los rodea y les pregunta sobre su vida, su boda... Thiago y Simón se miran enamorados. Muy abrazados y ante la orgullosa y atenta mirada de él, Simón dice:
--sólo tienen que saben que amo a este hombre...
Los periodistas golpean el auto, se acercan demasiado sin importarles que puedan tener u ocasionar un accidente y hasta los siguen muy de cerca. Todo por una nota. El recién estrenado matrimonio logra perderse entre los autos. Han tenido que saltarse semáforos, stop. Todo para salvar su intimidad, para poder celebrar su luna de miel sin tener a la prensa encima. Se han arriesgado y les ha salido bien. Han logrado zafar de los periodistas sin que pase nada. Al verse libres se ríen. Se sienten como unos adolescentes haciendo una travesura. Se miran con intensidad. Suspiran.
--¿y ahora qué? –pregunta Simón.
Thiago mira a su amado con cara de depravado y dice:
--es nuestra noche de bodas.
Simón pone la mano en el muslo de Thiago. Éste mira hacia la entrepierna de Simón. El bulto que se ve es muy gordo. Thiago traga saliva. Ambos se miran de una manera ardiente. Se aman y se desean por igual.
--vamos pues –dice Simón guiñándole el ojo.
Thiago es el que maneja. Lo hace a una velocidad más pausada pero igual apurado. Está deseando hacer el amor con Simón por primera más desde que están casados.
--¿cómo será hacerlo legalmente? –dice Simón pícaro.
--Muy excitante –dice Thiago con mirada libidinosa.
Los dos se miran con pasión.




Thiago lleva a su esposo a la casa que tiene que en la montaña. Quiere entrar con Simón en brazos:
--otra vez?–se queja Simón pero divertido.
--hay que seguir con la tradición… --Thiago cariñoso.
--¿y porque no te entro yo? Soy más fuerte…
--¡eso no es verdad ¡ --se queja Thiago.
Thiago no es nada musculoso y en cambio Simón sí.
--¡cómo que no¡
Hacen que si compitieran para ver quien es el más fuerte pero todo con cariño. Simón agarra la mano de Thiago y con ella se toca sus musculosos pectorales.
--No me digas que no notas la diferencia?
Los dos jadean. En realidad les da igual quien sea el más fuerte de los dos. Están muy cachondos. A Thiago le pone muchísimo tocar al guapísimo Simón y a Simón que lo toque. Thiago toma en brazos de nuevo a Simón para demostrarle que puede con él.
--¡hasta hoy esta era mi casa así que mando yo¡
Entra en la casa con Simón en brazos.
--¿hasta hoy? --Simón.
Thiago deja a simón en el pìso. Pesa mucho para él y ya está agotado. Tampoco quiere caerse. Lo acaricia:
--porque desde hoy todo lo mío es tuyo también.
Simón toma la mano de Thiago:
--Lo mio es tuyo desde hace mucho.
Luego coloca la mano de Thiago en su pecho y dice:
--en especial mi corazón.
Hablan con mucho amor. Están muy felices. Ambos desean sentirse siempre así y están seguros que lo conseguirán. No dejan de mirarse, de acariciarse, de tratarse con el mismo amor que el primer día.
--bienvenido a tu casa mi amor..., señor de Vega --Thiago.
--¿señor Vega?¿y tú eres el señor Pineda?
--Los dos somos uno ahora.
Simón le acaricia el rostro, la besa:
--no puedo creer que sea tu esposo...
--así lo es... para toda la vida...
Simón y Thiago se van acercando al sofá tomados de la mano.
--Quiero que la sientas tu casa, que cambies todo lo que te parece.
Simón va mirando a su alrededor.
--Aunque me parece que nunca te gusto mucho esta casa. Si es así dímelo.
--Es demasiado grande, igual es muy acogedora. Yo ya me imagino viviendo aquí –Simón.
Se sientan en el sofá tomados de la mano. Los dos están muy ilusionados haciendo planes para su futuro.
--Es como sí ya estuviéramos viviendo aquí. Yo quiero que sea nuestra casa. Está muy bien situada. Fuera de la ciudad, del ruido, de la gente pero lo suficiente cerca para poder ir y volver de nuestro trabajo.
--Sí, me gusta este lugar para formar nuestra familia.
--Y cómo son muchas habitaciones las tenemos que estrenar todas. Aún hay muchas que no conoces. –dice Thiago con cara de depravado.
--¿y a qué esperas?
Se miran ardiente, con cara de degenerados. De hecho ninguno de los dos tiene intención de llegar hasta ninguna de las habitaciones porque se desean demasiado, se tienen muchas ganas. Aunque recién estuvieron juntos haciendo el amor en esa misma casa la noche antes, ahora a ambos todo les parece distints. Están casados, les parece como si estuvieran unidos por magia, como si hicieran años que sus cuerpos no están juntos. Sienten una necesidad loca de estar juntos, como si sus cuerpos fueran a explotar si no sacian de una vez su sed uno del otro. Es su luna de miel, su noche de bodas y lo están deseando. Thiago se le tiran encima a Simón. Lo acaricia, se besan. Simón lo abraza. Thiago lo besa detrás de la oreja mientras le acaricia detrás de la cabeza. Se besan, se devoran los labios. Simón le besa la espalda. Ambos se van desnudando de cintura para arriba. Thiago le come el pecho a Simón mientras le acaricia le paquete. Va bajando. Thiago mete su cabeza en la entrepierna de Simón. Jadean se desean. Simón aún con los pantalones. Su verga quiere reventarlos. Está gigantesca. Por encima de la ropa, Thiago acaricia el gran pene de Simón. Lo besa. Lo muerde. Simón se retuerce de placer. Thiago está salidísimo. Le encanta el cuerpo de Simón, su verga. Simón sigue sentado. Thiago le va bajando la ropa que queda a sus pies. Thiago queda loco cuando aparece la grande lanza de Simón ante sus ojos. Thiago lame, besa el gordo miembro viril de Simón. Sólo la punta ya que es demasiado grande. Chupa, lame. Acaricia. Muerde y chupa los testículos. Simón le va empujando la cabeza a Thiago para que se la trague con más fuerza. Ambos gozan y mucho. Sus jadeos cada vez son más fuertes. Thiago y Simón se aman con intensidad y disfrutan de sus cuerpos. No les importa nada más, son el uno para el otro.




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