jueves, 23 de septiembre de 2010

Capitulo 22





Sirenas, ambulancia, la policía. Thiago entrando en la ambulancia casi sin vida. Simón casi desnudo, peleándose con todo el mundo.
--¡¡es mi esposo…¡ ¡¡soy el esposo¡
--¡No puede venir así¡
Sólo una sábana cubre el cuerpo desnudo de Simón,
--¡¡qué me importa… es mi esposo¡
La prensa llegó al lugar antes que la ambulancia.
--¡no saquen fotos¡ ¡¡dejenos en paz¡ --llora. Simón.
Simón está enloquecido por el dolor. Incluso en el forcejeo por la policía se le cae la sábana. Su cara llena de dolor, su bello cuerpo totalmente desnudo causa la delicia de los anónimos y también de la prensa. Simón da patadas, lucha para escapar de la policía. No le importa nada. Aunque esté desnudo está dispuesto a ir detrás de la ambulancia. Se desespera al ver que su amado se va y él se queda.
--¡no, no se lo lleven¡ ¡¡yo debo estar a su lado¡¡
Es la policía la que cubre de nuevo a Simón cuyo cuerpo no tiene ya secretos para nadie. La prensa, la gente de la calle se ha cansado de grabar, de hacer fotos. Simón no se calma.
--¡no me obligue a detenerlo¡ --le exige la policía.
Simón llora sangre, tiene el alma desgarrada. Siente como si una barra ardiendo lo hubiera atravesado partiéndolo en dos.
--¡¡no lo entiende¡ ¡¡es mi esposo¡ ¡¡tengo que estar con él¡
Simón se derrumba, llora. Grita.
--vístase, si quiere lo llevamos al hospital pero se tiene que vestir… así no puede ir.










Por otro lado, Ignacio está en la piscina. A su lado León. Sin camisa. Su torso es muy tierno pero ya lo tiene trabajado. León le va hablando. Se muestra simpático con Ignacio. Aunque no le interesa especialmente Estefanía pero él es increíble poder tener sexo siempre que quiera y como Ignacio está dispuesto a ayudarlo a que se acueste con su hermana pues León encantado. Ignacio tiene que hacer un esfuerzo para controlar sus deseos. La fuerte atracción que tiene hacia ese jovencito es fuerte y no quiere que se le note porque sabe que el chico no es gay, porque su hermana lo ama (aunque eso es lo que menos le importa) y porque sólo con estar cerca de León ya se conforma. Está ardiendo y no quiere perder eso que tiene. León se desabrocha los jeans. Ignacio ya conoce lo que hay allá dentro pero está deseando volver a verlo. Pese a ser un adolescente, León tiene un cuerpo muy apetecible y desnudo aún es más hermoso. Ignacio, quiere, necesita. Desea volver a verlo. León se va bajando los jeans. Se da cuenta que Ignacio está ardiendo.
--¿pasa algo?
Ignacio tartamudea. León sabe que Ignacio es gay y no es algo que le venga de nuevo. Está acostumbrado ya que menos su padre todos los hombres que conoce lo son. Le sorprende que a Ignacio también le guste su cuerpo pero no le importa, le hace sentir más deseado. Más hombre. Hace como si no se da cuenta de nada. Le guiña el ojo.
--me gusta tener un amigo como tú –dice León dejándose los pantalones en los pies.
León se sabe guapo, que tiene un cuerpo que gusta y no le preocupa mostrarlo. Le gusta despertar pasiones. Lleva un bañador negro muy pequeño y muy estrecho que apenas deja nada a la imaginación. Ignacio casi se desmaya.
--Ay papá … ¡¡que bueno está el pibe¡ --dice para sí.
Le gusta tanto desnudo que con poca ropa. No se cansa de mirarlo. Le gustan los movimientos de León al sacarse los pantalones, sus axilas cuando se pone el gorro. Le gusta todo de él. Su sonrisa.
--¿vamos? –le dice León,
León va corriendo. Ignacio va tras él. Van a la piscina. Ignacio no deja de estar pendiente de los movimientos de León. Le gusta mucho.
--¿qué tanto miras? –le dice León.
Pero habla divertido. Como si fuera de broma. Ignacio no puede contestar porque León le da un empujón y lo tira a la piscina. Luego se tira él. Juegan a ahogarse. Ignacio lo hace para tocarlo, siente el bultito de León frotarse en su cuerpo y eso le encanta.

Cuando Simón llega al hospital, Justina está ya ahí. La mujer va vestida de negro. Desde su violación está amargada. Es una mujer gris a la que sólo su embarazo le da un sentido a su vida. Ahora su hermano está entre la vida y la muerte. Simón siente que la vida se le escapa del cuerpo. Está muy atormentado. Si pudiera se cambiaría por él. Llega corriendo.
--¡¡Thiago…¡¡¿cómo está Thiago¡
Justina lo trata bruscamente.
--No lo sé. No me dicen nada.
Simón siente que se vuelve loco.
--¡¡soy el esposo, alguien me tiene que decir nada¡
Pregunta a todo el mundo pero nadie le dice nada. Llega un doctor. Finalmente les dice que el diagnostico es reservado. Ambos está desolados pero sus dolores no se juntan porque Justina marca la distancia y Simón se siente demasiado mal como para aclarar nada.
--¡quiero verlo, soy el esposo¡
Entonces es cuando Justina se enfrenta a él.
--¡si ni siquiera a mí me han dejado verlo¡
Simón la mira boquiabierto. Aunque no ha tenido mucho trato con ella no puede creer que esa mujer que estuvo dispuesta a cederle su vientre para que creciera su hijo ahora lo mire con ese odio.
--¡tú le pediste el divorcio a mi hermano, si alguien tiene que verlo soy yo¡
Con un hilo de voz, Simón le pregunta:
--¿porqué me tratas así?
El doctor los deja solos para que arreglen sus asuntos. Justina no quiere estar con Simón. Se va a la capilla a rezar. Él se queda solo. Deshecho.







De nuevo en la piscina, riendo divertidos, Ignacio y León bajan a los vestuarios. Ignacio va contando anécdotas para aplacar un poco los nervios. Él y León a solas en la ducha. Tiene una duda importante y es sí León se desnudará ante él o le dará pena. Aunque ya conoce ese cuerpo, le gusta mucho. Nunca se cansa de mirarlo en todo su esplender. León no sabe lo que es la vergüenza almenos en lo que respecta a su cuerpo. Es bello y le encanta lucirlo. Se baja el bañador con una sonrisa. Ignacio se lleva las manos a la boca. Babea.
--¡que hermoso es¡ --piensa.
León se ducha a su lado.
--¿me das gel?
Ignacio tiembla al tocarlo.
--si claro.
León le sonríe. Cubre su torso, sus genitales. Sus piernas. Esos genitales en movimiento. Ignacio se tiene que dar la vuelta porque tiene una fuerte erección y no desea que León la vea. Agradece que no haya nadie más en el vestuario.
--¿tienes champú?
Ignacio no se puede dar la vuelta. Le hace gestos. Le señala la botella. Mientras León se lava la cabeza, Ignacio se gira y lo mira con descara. Ve como el jabón desliza por esos genitales que le están volviendo loco. ¡¡cómo odia a su hermana¡ ¡daría lo que fuera por ser él quien se acostara con ese chico tan guapo. No puede más y se cubre con una toalla. Se queda en frente del chico. Le da conversación aunque lo único que le interesa es contemplarlo desnudo. León sale de la ducha con la toalla en la mano y a Ignacio le encanta que sea tan despreocupado, verlo caminar desnudo. Está ardiendo. Se tiene que aguantar con las manos para que no se le caiga la toalla al tener aquello tan duro. Hablan los dos en calzoncillos.
--¿la hemos pasado bien?, verdad…
--y tanto… --Ignacio sofocado.
--ahora lo que más me conviene es un buen polvo… --León pícaro.
--tranquilo, te vienes a casa y mi hermana cae.
León le guiña el ojo con una sonrisa pícara e Ignacio siente que se le va a reventar la ropa. No puede más.

Es en la noche cuando Simón logra ver a Thiago. Está en la uvi. Rodeado de cables. Simón se desespera. Llora.
--¡Thiago, mi amor¡
Thiago abre los ojos. Simón siente que se le saca un peso de encima.
--¡estás bien, mi amor¡ ¡¡yo estoy a tu lado¡
Simón lo ama y está dispuesto a olvidar todo.
--¡quiero estar a tu lado¡ ¡¡sin ti me muero¡
Thiago mira a Simón con rencor.
--¡Vete, no quiero volver a verte¡
Esto es toda una puñalada para Simón.
--Mi amor, no digas eso –desesperado.
Thiago grita. Está muy alterado. Entran las enfermeras. Es la propia Justina la que le exige a simón que salga y no vuelva más. Simón siente que se va a volver loco. No entiende nada de lo que está pasando.




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